martes, 6 de febrero de 2018

Una peligrosa patochada de las feministas.


                                                                                 


Voy a tratar una información que siendo conocida por toda la población, pues ha sido publicitada en todos los medios, desde mi punto de vista no está siendo considerada en toda la importancia y gravedad que tiene, de hecho parece haber pasado sin ser analizada ni haberse tomando en serio.
Me estoy refiriendo a la consecuencia que ha tenido la cesión que han realizado los responsables de la industria de la fórmula uno ante la presión del poderoso lobby feminista para que no apareciesen más en las pistas las bellas azafatas que desde hace décadas llenaban de glamur las parrillas de salida al mostrar carteles que identificaban el número, carrocería y nacionalidad de los distintos coches y pilotos que participan en las competiciones automovilísticas, esta decisión tomada por los dueños de la competición de F1 ha llevado a que en su lugar posen menores.
Las consecuencias de la decisión tomada por la empresa encargada de las competiciones de fórmula uno es doble:
Por un lado, han dejado sin trabajo a jóvenes mayores de edad que, tal y como muchas de ellas han declarado en los medios de comunicación, tenían ahí una gran fuente de ingresos y que para nada se sentían  manipuladas o tratadas como objetos o trozos de carne, tal y como manifestaban las feministas.

                                                                  

En segundo lugar, y es la consecuencia que me parece más grave, ha sido la sustitución de esas chicas, mayores de edad repito, por niños y niñas menores que realizarán las mismas funciones que realizaban esas deslumbrantes chicas.



Esta sustitución lleva implícita toda una serie de cuestiones que ponen de manifiesto la hipocresía, mojigatería y el desprecio hacia los menores y su protección, protección que el feminismo radical dice buscar para las mujeres pero que no aplica a los indefensos menores de edad.

                                                           


Lo primero que llama la atención es que en una época en la cual la protección de los menores lleva a que siempre que uno de ellos aparece en televisión o es fotografiado, la imagen de su rostro es difuminada o pixelada se utilice su imagen para realizar ese trabajo pueda aparecer sin restricción, pero que unas personas mayores de edad  no puedan actuar merced a su libre albedrío. 

                                                                    


Esto pone claramente de manifiesto que las feministas consideran a la mujer mayor de edad más digna de ser protegida que a los menores, los cuales aún no cuentan con la capacidad de ejercer la libertad y que pueden ser fácilmente manipulados.
 Las feministas tendrían que haber dicho algo al respecto ya que lo que en este aspecto ocurre es consecuencia de la presión por ellas ejercida ante la empresa de fórmula uno y sobre la opinión pública en general.
En segundo lugar nos encontramos con el hecho de que con esta acción las feministas ponen nuevamente de relieve sus continuas contradicciones, en este caso la contradicción resulta de que por un lado defienden la utilización de su cuerpo, tal y como hacen las femen al mostrar los pechos en sus protestas, para así conseguir mayor publicidad  en sus acciones, pero a su vez critican  que otras mujeres, no adscritas al movimiento feminista radical, trabajen en la fórmula uno llevando unas ropas  ciertamente atractivas pero para nada van mostrando sus cuerpos tal y como hacen las aludidas activistas.


Otra consecuencia que deriva de las medidas tomadas contra el hecho de que la mujer lleve a cabo trabajos en los que deba de llevar vestidos, llamémoslos sugerentes.
 El hecho es que las feministas al hacer esto se están arrogando la autoridad de señalar a las demás mujeres que se considera digno y que no, se consideran las guardianas de una nueva moral, una falsa moral que ellas marcan y se basaría en la dignidad de la mujer.

Una moral que aunque la creen y defiendan las “progresistas” participantes del movimiento feminista es mucho más pacata y represora que la  la moral victoriana.

                                                                  

No hay comentarios:

Publicar un comentario