lunes, 21 de mayo de 2018

"El pueblo elegido" manda.



                                                                             


Días después de la celebración en Lisboa del Festival de Eurovisión 2018, el dibujante Dieter Hanitzsch publicó en el afamado diario alemán Süddeutsche  Zeitung, en el que trabajaba,  una caricatura en la cual retrató al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu con un misil en la mano y vestido como la representante israelí Netta Barzilai que había ganado el certamen europeo. En la caricatura dice: “El año que viene en Jerusalén”.

                                                             

La publicación generó controversia en las redes sociales y en los medios de comunicación alemanes al punto de ser calificada la referida caricatura de antisemita, lo que llevó al editor jefe del Süddeutche Zeintung a pedir perdón al día siguiente por la imagen publicada, aunque Dieter Hanitzch se negó a pedir disculpas por su obra. Hay que señalar que una semana antes el autor de la caricatura había realizado en la misma publicación otra con tintes políticos con la figura del primer ministro turco Recep  Tayyip Erdogan, y en ese caso no se levantó controversia alguna ni el editor pidió perdón por haberla publicado.
Pese a ello el caricaturista Dieter Hanitzsch fue despedido de su trabajo en la publicación.

                                                                

Después de su despido el caricaturista, que tiene 85 años, declaró que con su caricatura quería poner de manifiesto y criticar la utilización de Netanyahu del Festival de Eurovisión en favor de sus propios intereses, acusándole de abusar de la victoria de su cantante.
Esta noticia, que ha pasado prácticamente desapercibida, nos permite ver como la libertad de prensa y de expresión se encuentra sometida totalmente a la mayor de las censuras cuando se toca de alguna manera, aunque sea de modo humorístico y sin faltar a su dignidad, cualquier cosa que tenga que ver con los judíos o con el Estado de Israel.  

                                                                     

Pero de este hecho que acabamos de referir tenemos que sacar una conclusión más, y es que precisamente ese poder es el que ha hecho que ninguna voz se haya levantado en defensa de la libertad de expresión del caricaturista despedido. Tal es el poder judío y tan grande el complejo de culpa que han logrado inocular en Occidente cuando en estos mismos momentos es el Estado de Israel el que asesina  y tortura en Palestina a civiles desarmados.


                                                                


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