martes, 22 de mayo de 2018

Merecer la desgracia.



                                                                                 


De nuevo nos encontramos con que noticias carentes de entidad están ocultando hechos que ponen de manifiesto la gravísima situación por la que atraviesa España.
 Resulta penoso ver cómo las masas borreguiles de cerebro de esponja centran su interés en noticias que no pasan de ser habladurías de maruja mientras que dejan de lado esas otras informaciones realmente fundamentales para nuestra patria y para todo Occidente.
Puede ser que haya sido voluntaria o involuntariamente, creo que ha sido intencional, pero lo único cierto es que se ha creado una suerte de cortina de humo que ha servido para ocultar lo realmente importante.
Todo el mundo habla de la compra por parte de Pablo Iglesias e Irene Montero de una mansión por una elevada suma de dinero, de la boda en Gran Bretaña del Príncipe Harry, de las últimas meteduras de pata de la reina Letizia o del micromachismo que son los piropos.

                                                           



Ahora bien, los borregos sometidos a la dictadura de lo políticamente correcto que los medios propagan son muy responsables de centrar su interés en patochadas intranscendentes a la par que obvian todas esas informaciones y noticias que realmente ponen de manifiesto la gravedad de la situación por la que en la actualidad estamos atravesando.


Es realmente triste a la par que decepcionante escuchar como las noticias que centran la conversación de un grupo de amigos o los wasaps que en los grupos se envían se centran en la incongruencia de la compra de un chalet, en un bodorrio en la pérfida Albión o en las últimas detenciones practicadas por la U.C.O.
Ha sido una cuestión la que me ha hecho plantearme seriamente todo esto a lo que acabo de hacer referencia. Fue esta mañana, cuando en un diario digital vi imágenes de ciudadanos que se enfrentaban físicamente a cuenta de unas cruces amarillas que miembros de los Comités de Defensa de la República colocaban en la playa de Barcelona como forma de protesta por los políticos independentistas presos.

                                                             


                                                                 
Pero al igual que este suceso y todo lo que él pone de manifiesto, como es el peligro de ruptura de la unidad nacional o el riesgo cierto de enfrentamiento civil en Cataluña, deberían ser centro del interés y de los comentarios la más que segura llegada a nuestras costas este verano de millares de inmigrantes sin control procedentes del África subsahariana, de una zona donde una epidemia de ébola está acabando con centenares de vidas y el peligro de que esta epidemia pasase de África a la península.

                                                         



Pero todo parece igual para esa gran mayoría inconsciente que nos rodea, sigamos pendientes de las memeces del sálvame, de los cotilleos de supervivientes, de la casa de Pablo Iglesias o de los bodorrios de los hijos de la Gran Bretaña.

No hay peor desgracia que merecer la propia desgracia, y esa desgracia es la nuestra, puesto que la merecemos.

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