martes, 20 de marzo de 2018

Manteros, jubilación y parlamento.



                                                                         


Esta última semana hemos asistido en nuestra patria a varios acontecimientos que ponen claramente de manifiesto que tras sucesos que pueden parecernos espontáneos o dirigidos a la resolución o discusión de un tema en realidad esconden intereses ocultos, es así que tras ellos se camuflan acontecimientos que no pasan de ser meras cortinas de humo, cuando no falsas banderas que buscan engañar a la población para justificar un estado de opinión y así alcanzar objetivos que están siendo ocultados a esa población.
Comenzaremos haciendo referencia al debate desarrollado en el parlamento en torno a la continuidad del sistema de pensiones y del aumento de estas, tema que ha tenido gran trascendencia tanto en la población en general como en los medios de comunicación, y que se ha trasladado también a las calles a través de manifestaciones y concentraciones.
Pues bien, en este caso nos encontramos con que el debate respecto a la continuidad o no del sistema de pensiones y al  aumento de estas se ha convertido en un altavoz que mediante falsedades y silencios ha servido para promocionar la llegada de un enorme contingente de inmigrantes, señalando la supuesta necesidad de que lleguen a nuestro país cientos de miles de ellos, sean legales o ilegales, para que de ese modo y mediante sus cotizaciones se asegure la continuidad del sistema de pensiones y de esa manera los trabajadores españoles podamos continuar percibiéndolas en el futuro, aunque la realidad es que poco pueden cotizar quienes o no encuentran un trabajo, ya de por sí escaso, o si lo  que hacen es cotizar con salarios  de miseria, la realidad es que en lugar de aportar dinero a las arcas del Estado lo que realmente harían es provocar un  gran gasto público para hacer frente con "manga ancha" a sus necesidades sociales,  habitacionales, sanitarias y escolares, ayudas que  cientos de miles  e incluso de millones de españoles no perciben.
La realidad es que la problemática de las pensiones deriva del hecho de que la pirámide poblacional en España está prácticamente invertida, es decir que no hay una sustitución de la población al morir más personas de las que nacen, no nacen niños, con lo que los cotizantes son muchos menos de aquellos que perciben pensiones.
Esta afirmación, con ser cierta, oculta una realidad mucho más oscura que forma parte de una estrategia superior y que busca acabar con la natalidad y con el recambio generacional. Y lo hace para crear una situación que de proporcione argumentos para que la población acepte, e incluso exija, la llegada de cientos de miles de inmigrantes ilegales a nuestro país y millones a nuestro continente, hoy el FMI ha señalado que Europa necesita que lleguen a nuestro continente cinco millones de inmigrantes.
 Pero con todo esto  se está pasando por alto otra realidad, una realidad que pone de manifiesto que desde la élite en la sombra se ha puesto en marcha una serie de movimientos que desarrollan  una ingeniería social que pretende  implantar en la sociedad,  española  en particular y europea en general, comportamientos y legislaciones que promuevan unas condiciones de bajísima natalidad que posteriormente sirvan para justificar una inmigración masiva que termine acabando con la identidad social, racial y religiosa de nuestro continente.
Es este silencio cómplice o simplemente sometido al pensamiento único de lo políticamente correcto, que es parte de la ingeniería social antes señalada, el que promociona el aborto, la ideología de género y el movimiento LGTB, para a     través de ellos  acabar con la población española y occidental .

El otro suceso al que vamos a hacer referencia se centra en los graves incidentes que se han desarrollado en Lavapiés (Madrid) por la muerte de un mantero nigeriano, sucesos promovidos y que han sido una cortina de humo que  no dejan de ser una falsa bandera ya que se ha asignado la responsabilidad de un hecho a quienes no han sido culpables ni responsables del mismo, toda esa interesada manipulación se llevó a cabo  con la intención de crear un estado de opinión  y que fijase la atención en esos incidentes y apartarla de otro suceso.

Todo lo relacionado con estos altercados es preciso englobarlo en una situación muy concreta, la situación es el debate que se produjo en el Congreso de diputados con respecto a la derogación o no de la prisión permanente   revisable y la posición vergonzosa en la que quedo la izquierda, tanto Podemos como el PSOE, tras dicho debate.
Tal hecho llevó a que la extrema izquierda de Podemos, con el inicial silencio cómplice de los socialistas, desatasen toda una serie de rumores y afirmaciones falseadas a través de las redes sociales y del boca a boca que creó un ambiente de odio que llevó a que los manteros y nigerianos llevasen a cabo incidentes con la inestimable ayuda de los terroristas callejeros “antifas”.

La cuestión era provocar un evento que copase los medios de comunicación y atrajese la atención de la población, de este modo se conseguiría apartar de los posibles votantes socialistas y de la población general el triste y bochornoso espectáculo que estos habían dado en el debate parlamentario antes mencionado.

Pero con estos incidentes no sólo consiguieron desviar la atención de la población, sino que además jugaron con los sentimientos de esta para que pidiese que los que habían llegado de modo ilegal y que permanecían de ese modo en nuestro territorio fuesen legalizados y se les permitiese trabajar como manteros aunque ello fuese en detrimento de los pequeños comerciantes que han de hacer frente a los impuestos que el fisco les impone por desarrollar legalmente su actividad, es muy sencillo jugar con el buenismo olvidando que  todo eso provoca paro en un país en el cual  gran parte de la población carece de empleo, y pérdidas millonarias cuando resulta difícil hacer frente a las pensiones.
Esto queda meridianamente claro con las peticiones que hoy mismo ha realizado Podemos, peticiones en las que solicita la legalización de la venta de productos falsificados y la venta callejera ilegal (manteros). 

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