domingo, 4 de febrero de 2018

Disparos en Italia: una verdad a medias es una mentira.


                                                                                             


Cualquiera que analice lo que los medios de manipulación nos presentan se dará cuenta de que nos están mintiendo de la peor de las maneras posibles: con una verdad a medias, lo que hacen es dar a conocer sólo una parte de la realidad y esconder el resto, lo hacen para de ese modo dirigir nuestra atención en la dirección que desean para de que de ese modo nuestros juicios y decisiones se acomoden y sirvan a la estrategia que la élite está desarrollando para alcanzar sus fines.

                                                                

Esta mañana, tarde y noche hemos sido testigos de lo que acabo de señalar cuando los medios de comunicación, todos a una, han abierto y dado la máxima cobertura informativa a un suceso que ha acontecido en el pequeño pueblo italiano de Macerata, me refiero a que un joven italiano disparó desde su coche a los sujetos de raza negra que encontraba por la calle, resultado de ello que seis inmigrantes subsaharianos resultaron heridos de gravedad .
Después de indicar que el que había realizado los disparos era un neofascista de la Liga Norte, y sólo después de ello, se señalaba que podría tratarse de una venganza por el asesinato y posterior descuartizamiento de Pamela Mastropiero, una chica italiana del pueblo, asesinato que según las investigaciones policiales llevó a cabo un refugiado nigeriano de 29 años, gravísima noticia a los la que por supuesto los medios españoles no dedicaron tratamiento alguno. 

                                                                       





                                        

La manipulación no está tanto en los datos que se dan sobre el tiroteo y sobre su posible causa, sino que la manipulación es previa, la encontramos en el silencio cómplice que hubo antes.  Un silencio, que esos medios que tanta publicidad han dado a los disparos y a las heridas causadas, que es el mismo que mantienen ante los asesinatos, violaciones e inseguridad que los denominados refugiados han provocado y continúan provocando en Europa en general, pero en Italia, Alemania y en los países nórdicos muy en particular.

                                                                   


Siguiendo los periodistas una consigna no escrita, pero perfectamente marcada por la dictadura de lo políticamente correcto, ocultan de modo deliberado todo aquel asesinato, violación o robo que tenga como responsable a algún refugiado o miembro de alguna minoría étnica que haya entrado en Europa de manera ilegal, y si hacen referencia al hecho obvian voluntariamente el origen racial o nacional del culpable.
Se dirá que esto se hace para no crear un estado de alarma que pueda desembocar en brotes de racismo o de xenofobia contra los inmigrantes que llegan a Europa, pero no creo que la población europea precise que se le oculte la verdad para de ese modo no poder formarse una idea respecto a cuál es la realidad de las cosas. La gravedad de todo este ocultamiento llega al punto de que las autoridades políticas de Alemania y de algunos países del norte de Europa han dado órdenes explícitas a las fuerzas de seguridad a sus órdenes para que no den a conocer a la opinión pública datos sobre el porcentaje de delitos, especialmente violaciones, que son llevadas a cabo en sus zonas por parte de inmigrantes-refugiados.

Resulta muy triste, yo lo considero grave y peligroso para la población europea, que por cuestiones ideológicas que sirven a fines espurios, a los europeos se nos prive de la posibilidad de formarnos una opinión basada en la realidad y de tomar las medidas necesarias, ocultándosenos de manera premeditada los crímenes que acontecen si en estos se ven involucrados los denominados “refugiados”.

Quisiera poner un ejemplo entre mil, pero este destaca por su especial salvajismo, suceso este que nunca abrirá telediarios ni será primera plana de los periódicos ya que el autor es un inmigrante nigeriano.
Se trata del asesinato y descuartizamiento de una chica italiana de 18 años durante un ritual africano, se me olvidaba decir que esa pobre chica fue martirizada dos días antes de los disparos en el pueblo italiano donde se produjeron estos.
Pero claro, señalar que el acusado y detenido como responsable de esta incalificable atrocidad es nigeriano, pero claro señalar este aspecto es un acto de racismo que promueve el odio, que se lo hubiesen  dicho a la pobre chica mientras era asesinada o a su familia tras enterrarla.

Y que decir de los centenares, miles, de violaciones que los inmigrantes norteafricanos y pakistaníes llevan a cabo en Suecia y  Alemania, todo esto sólo es comentado y dado a conocer por “nazis y racistas” promotores del odio, pues benditos sean si de esta manera los europeos recibimos la información que los medios del sistema nos ocultan, el conocimiento de la realidad  nos permitirá adoptar las medidas de seguridad y reaccionar políticamente frente a la verdadera invasión a la que estamos siendo objeto.
Y hay una cosa que me gustaría poner de manifiesto, creo que hará pensar a cualquier persona que no está abducida por la propaganda buenista que dirige la élite oscura de la kipá.

                                                                



Desde hace varias semanas actrices, actores, feministas y gobiernos en general están copando todos los medios para criticar supuestos abusos e incluso insinuaciones sexuales que habrían llevado a cabo algunos directores y productores de cine, degenerando todo esto en un movimiento mojigato que ha llevado a retirar cuadros de museos, apartar a azafatas de la formula uno y  a promover la sospecha generalizada contra el hombre.
Lo que yo me pregunto es donde están todos esos defensores de las actrices y esas feministas preocupadas por tonterías cuando los “refugiados” están provocando miles de violaciones en países como Suecia donde antes no prácticamente no había ninguno o porqué  no se levanta la voz de las feministas radicales ante  sucesos contra la mujer cuando lo protagonizan inmigrantes.

                                                                            







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