viernes, 3 de marzo de 2017

Sin resistencia no habrá victoria.




                                                                        


Hace un par de días hemos asistido a un suceso que debería haber servido como toque de atención para que la población abriese los ojos y tomase conciencia del grado de decadencia y degeneración al que ha llegado la civilización occidental en general y la española en particular.

Aunque el suceso que ha dado pie al presente escrito se refiere a la inmovilización del autobús de la asociación Hazte Oir que señalaba que el niño es niño y la niña es niña, “terrible” aseveración que ha llevado además al posible enjuiciamiento criminal de los responsables de la campaña por motivos de “odio”, hay que señalar que este suceso no pasa de ser uno más, y ni mucho menos el más grave, de toda una inacabable lista de sucesos y acciones judiciales de los que hemos sido y somos testigos.

Estamos en un tiempo en que señalar que es lo natural y defender lo moral o los conceptos más altos como Dios o patria se convierte en un acto de heroísmo. A los que vivimos en esta época nos ha tocado vivir el principio del fin. Exigiendo de todos y cada uno de nosotros un comportamiento heroico debido a que las leyes de los hombres persiguen y castigan a los que actúan y hablan en pro de lo normal y lo moral.

Dentro de todo este maremágnum de iniquidad y desbarajuste moral, en esta ceremonia de la confusión, asistimos a como paso a paso se entronización el mal y lo antinatural, todo ello se nos presenta como progreso y libertad, llegándose al punto de que la profanación de decenas de Sagradas formas  formando la palabra pederastia se exponga públicamente y se nos venda esa abominable profanación como una obra de arte derivada de la libertad del “artista”, sin que la autoridad ni la judicatura tome medida alguna contra e criminal profanador.
                                                      

La misma inacción se da cuando una podemita interrumpe semidesnuda al grito de “arderéis como en el 36” la celebración de la Santa Misa, nuevamente se nos dice que es una muestra de libertad de expresión.



Ahora bien, si lo que se interrumpe es un akelarre secesionista que forma parte de un intento de romper la Unidad de España, los patriotas que entraron en Blanqerna gritando “no nos engañan, Cataluña es España” serán condenados a cuatro años de prisión.

                                                       




Del mismo modo se permite que en el Carnaval de las Palmas aparezca un o una drag disfrazada-o de la Santísima Virgen María y de Nuestro Señor crucificado sin que esta grave ofensa provoque la menor intervención gubernativa o actuación judicial, de nuevo afirmando que todo fue un ejercicio de libertad de expresión en un ambiente festivo de transgresión.
                                                    


Eso sí, si un librero y editor pone a disposición del público obras históricas que no se pliegan a los correctamente político desde el punto de vista histórico es condenado y entra en prisión acusado por delito de odio por la orweliana fiscalía del odio, porque en ese caso ni libertad de expresión ni madre que la trajo.

                                                   


Y así podríamos seguir hasta el infinito, pues son tantos los condicionantes liberticidas que atacan a Dios, a la patria, a la moral y a lo simplemente natural, que las represiones del Sistema hacia todo aquel que se atreva a salirse del camino trazado por esta gentuza ha provocado que muchos hayan levantado una autocensura que poco a poco les va cambiando y les convence de que en lo políticamente correcto está el verdadero camino.



La presión mediática, social o judicial es tal que sólo desde la formación, el activismo y el reencuentro con nuestra identidad personal, nacional y religiosa podremos afrontar lo que tenemos enfrente y lo que nos espera.

Y nunca olvidemos que si luchamos podemos perder, pero si no lo hacemos ya hemos perdido.

                                                      

2 comentarios:

  1. es la mediocridad que nos ha tocado vivir en este mediocre país. Estamos gobernados por analfabetos pastores de borregos.
    Cada día me da más pena de España y especialmente del rebaño de españoles sin educación ni instrucción ni cultura...osea, esclavos del lider de turno.

    ResponderEliminar
  2. Absolutamente de acuerdo, desde la ignorancia y el sometimiento a lo políticamente correcto se convierte al pueblo en rebaño y al individuo en borrego. Yo también siento que me duele España.

    ResponderEliminar