jueves, 15 de septiembre de 2016

LA ESTRATEGIA SIONISTA DE LA DIVISIÓN Y EL ENFRENTAMIENTO.


                                                                           

Quisiera en primer lugar disculparme por la extensión de la presente entrada, pero no he encontrado la manera de expresar lo que pretendo transmitir de una manera más corta.
Y en segundo lugar, antes de comenzar a leer el artículo me gustaría  dejar bien claro que mi posición para nada se aproxima al yihadismo  o a posiciones musulmanas, de hecho soy católico, no querría que nadie dedujese que con el presente artículo trato de justificar las actuaciones yihadistas o criticar las reacciones más que justificadas de la sociedad occidental ante los ataques takfiríes.

Estamos inmersos en una espiral diabólica  en la que los sionistas talmúdicos nos han metido y de la que nos resultará sumamente difícil poder salir.
Los  hijos del diablo de la sinagoga de Satanás, son palabras de Jesucristo que suscribo absolutamente, han actuado  con la sagacidad de una serpiente para levantar odios insalvables sirviéndose de las diferencias existentes entre cristianos y musulmanes,  entre chiitas y sunnitas, entre árabes y persas, etc.  La finalidad de esta estrategia no es otra que crear una inestabilidad en Oriente Medio y un caos que se extienda por toda Europa, llevando a todo el mundo Occidental a un enfrentamiento con el mundo musulmán, un enfrentamiento que permita que una vez haya finalizado este, el agotamiento militar, económico y moral de la población permitirá que el “pueblo elegido” lleve a que todos los que los sionistas consideran sus siervos, es decir la  humanidad entera según señala el Talmud, se rinda a sus pies y le sirva. 

Para combatir este diabólico plan resulta fundamental que todas las facciones enfrentadas a causa de este maléfico plan sean conscientes de que el verdadero enemigo no se encuentra en la cruz o en la media luna, en si eres chií o sunní o en si su origen es árabe o persa.
El verdadero enemigo, está en el judaísmo talmúdico y en el sionismo.
En estos momentos resulta urgente superar el enfrentamiento que los judíos talmúdicos han provocado, y resulta perentorio puesto que están consiguiendo sus planes al extender el odio intergrupal e interreligioso de manera que a no mucho tardar puede agravarse tanto la situación que surjan episodios que den lugar al enfrentamiento bélico generalizado que buscan.
 El primer paso, y nada sencillo, es comenzar a refrenar las actitudes ofensivas y las reacciones  defensivas que los sionistas han logrado instaurar entre los diferentes grupos diferenciados, y esto sólo será posible si todos nos hacemos plenamente conscientes de que nuestras posiciones defensivas u ofensivas, nuestras mayores o menores diferencias y los conflictos que estos provocan nos están convirtiendo en peones al servicio de la estrategia sionista.

                                                             


Para ser absolutamente sincero he de reconocer que incluso siendo consciente de todo lo señalado, me resulta muy difícil afrontar este tema en los momentos actuales, y me resulta tan complicado debido a que los cristianos de gran parte de Oriente Medio y la población general de Europa se encuentra sometida a acciones criminales desarrolladas por yihadistas y takfiríes de confesión musulmana, todo lo que acontece me lleva a comprender e incluso compartir las reacciones defensivas o de venganza que surgen entre occidentales en general y europeos en particular.
Pero cuando considero de un modo más global esas respuestas defensivas e incluso esa inclinación fóbica hacia todo lo musulmán me doy cuenta de que sin pretenderlo estoy empezando a formar parte del plan que talmúdicos y sionistas han pergeñado, y como para nada quiero convertirme en títere al servicio de esos diablos trato de hacer una reflexión y de actuar de manera distinta a la que los de la sinagoga de Satanás pretenden.  
Como podremos  comprobar en las siguientes líneas, no ha habido una mayor colaboración con el proyecto sionista y con la estrategia talmúdica que la política desarrollada por la monarquía británica.
Lo cierto es que las maniobras políticas, militares, diplomáticas y de inteligencia que la Gran Bretaña desarrolló en los siglos XIX y XX se han movido de modo casi exclusivo por el interés de mantener su mermado poderío imperial y asegurar las rutas de comercio entre las colonias y la metrópoli.
Con tal de lograr esos objetivos no han dudado los hijos de la pérfida Albión en hacer uso de la mentira, prometer cosas que sabían que no cumplirían, promover la invasión de territorios robándoselos a sus milenarios pobladores, y más recientemente crear grupos y políticas extremistas con el fin de desestabilizar Oriente Medio.
La corona británica (siempre dominada por el sionismo financiero de la City), con tal de salvaguardar los restos de su imperio, jugó  con el deseo árabe de constituir una nación, los británicos les prometieron todo lo que los árabes deseaban sabiendo que no se lo concederían.
El primer paso de este camino de mentiras y falsos compromisos lo encontramos en el acuerdo Sykes-Picot, acuerdo secreto firmado en Marzo de 1916 entre el gobierno de la Gran Bretaña y la tercera república francesa con el fin de definir las esferas de influencia de ambos países en el Próximo Oriente en caso de que en la Primera Guerra Mundial la triple entente obtuviera la victoria sobre el Imperio Otomano. El conocimiento público en 1918 del acuerdo secreto al ser publicado en la Rusia soviética hizo montar en cólera a los árabes, en especial al rey Jusayn (Jerife de la Meca) al que  por correspondencia oficial se le había prometido la creación de una nación árabe de la que él sería jefe.  Pero como señalaba el acuerdo secreto Sykes-Picot, tras la victoria en la Primera Guerra Mundial y la destrucción del Imperio Otomano los compromisos del acuerdo de reconocer una nación  árabe fueron incumplidos totalmente tanto por Francia como por Gran Bretaña.

                                                         

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Ambas potencias lo que hicieron fue repartirse los territorios de Oriente Medio, y es de esta división, de la ausencia de la nación árabe prometida  tras la caída del imperio otomano, de donde provienen gran parte de las tensiones que desde hace décadas  se vienen produciendo violencia en Oriente Próximo. Aunque como veremos la creación del Estado judío a expensas de los palestinos fue la principal puntilla para el agravamiento de todo el asunto.
A este respecto la declaración de Barfout resultó fundamental.
Esta declaración, del 2 de Noviembre de 1917, fue una declaración formal del gobierno británico en una carta firmada por el Secretario de Asuntos Exteriores británico (Arthur James Barfourt) y dirigida al líder de la comunidad  judía en Gran Bretaña (barón Lionel Walter Rothchild). En esta declaración el gobierno británico se mostraba favorable al establecimiento en Palestina, bajo control británico, de un hogar nacional para el pueblo judío, señalando también que no se verían mermados los derechos de las comunidades previamente establecidas en Palestina. Aquí encontramos el origen del conflicto  judío-palestino.

                                                            

Resultó  de suma importancia la influencia que el gobierno británico atribuyó al poder judío, sobre todo para conseguir la entrada en la guerra mundial, la primera, de los Estados Unidos.
Además, el gobierno francés reaccionó el 4 de Junio de 1917 cediendo a las sugerencias sionistas, firmando el ministro de Asuntos Exteriores francés la conocida como Declaración Gambón, en la cual el gobierno de Francia mostraba su simpatía hacia la implantación en Palestina de un hogar nacional judío.


No hay que perder de vista que tras la declaración Sycket-Picot los británicos enviaron a un representante, el comandante David George  Hogarth, afirmando que la libertad económica y política de la población palestina no estaba ni estaría en cuestión.
Más tarde tras la Revolución Árabe los árabes se hallaban en proceso de  construcción de su propio Estado, rechazando en un congreso realizado en Damasco la pretensión de convertir la parte sur de Siria, Palestina, en una especie de Estado sometido a la corona británica nacional para los israelitas. De otro lado la comunidad judía en Palestina reclamó la aplicación de Balfour desde el mismo momento en que Palestina fue ocupada militarmente por Gran Bretaña.
La cuestión fue que Gran Bretaña se negó a hacer aquello a lo que se había comprometido en el citado acuerdo, a lo que los judíos contestaron con acciones subversivas y terroristas contra la población y las tropas inglesas. Las acciones terroristas las llevó a cabo un grupo judío denominado Irgún, el cual realizó gran cantidad de asesinatos creando un auténtico estado de terror llegando a volar el hotel  Rey David, en el que fallecieron 92 personas, 16 de ellas judías.

                                                             


La élite sionista pergeñó entonces un plan que fue publicitar el holocuento, el supuesto asesinato de 6.000.000 de judíos a manos del III Reich durante la Segunda Guerra Mundial, curiosamente no se dijo absolutamente nada de este supuesto genocidio. Desde los Juicios de Nüremberg hasta 1960 en que durante el juicio contra Heichman fue presentado por un escritor de novelas pornográficas centradas en el supuesto holocausto, silencio absoluto. De esta manera la victimización del pueblo judío y la culpabilización, por acción u omisión, de la población alemana en particular y mundial en general llevó a que el 14 de Mayo de 1948, coincidiendo con la finalización del mandato británico en Palestina y con el sabbat, se creó oficialmente el Estado de Israel en el nº 16 del bulevar Rothchild.
Un año antes la O.N.U.  había señalado que se debía ser creado.

                                                                 

En ese momento comenzó un tiempo de terror que dura hasta nuestros días, un tiempo en el que la población autóctona de Palestina, que llevaba viviendo en esas tierras desde hacía milenios,  fue expulsada por la fuerza de las armas y mediante la aplicación del terror más abyecto. Las directrices de la O.N.U. que señalaban la existencia en Palestina de dos Estados: uno árabe y otro palestino fueron absolutamente violadas, ocupando poco a poco los sionistas más tierras de las correspondientes al Estado Palestino, llegando al punto de que a día de hoy la población palestina se encuentra en el territorio de la franja de Gaza. Continuando los sionistas talmúdicos  aterrorizando a la población mediante  asesinatos y torturas generalizados, detenciones de menores, bombardeos y ataques aéreos. Todo esto ante el silencio cómplice de la población y los medios mundiales.

                                                            

Pese a todas estas terroríficas barbaridades se puede ver como Arabia Saudí resulta de facto un aliado fiel del Estado judío. Refiriéndonos a esto el lector no debe perder de vista que Arabia Saudí es un aliado esencial de un país que es dirigido por el poder de Israel y sus lobbys, tampoco olvidar que  existe un eje anglo-saudí creado como un intercambio directo de petróleo  por armas y por haber permitido que reine la familia Saud.

                                                             

Para que la visión del escenario sea clara hay que tener en cuenta que quienes desde hace siglos controlan y dirigen la política británica son los banqueros judíos, especialmente la familia Rothchild

El primer paso del enfrentamiento lo crearon al enfrentar  al común de los musulmanes con la monarquía saudí.
De hecho Arabia Saudí con sus grandes riquezas derivadas de sus inmensas reservas de crudo se ha convertido en la mayor exportadora mundial del radicalismo islámico, concretamente del Wahabismo, y el mayor  apoyo económico que tiene todo el terrorismo yihadista, tanto en Próximo Oriente como en  Europa.
Creo que estos datos ponen negro sobre blanco cual es el origen último del terrorismo yihadista.
Nos centramos nuevamente en Gran Bretaña, que repetimos está controlada por el sionismo financiero de los Rothchild y la política sionista en general.
Pues bien, la estrategia de la monarquía británica para mantener su dominio colonial y el control sobre las rutas que les permitan comerciar con las distintas colonias se ha  basado y continúa basándose en la desestabilización de Oriente Medio,  en evitar que existan estados-nación que puedan constituir entidades sociales y políticas soberanas que puedan resultar difíciles de controlar.
 Para lograr impedir la constitución de nuevos estados-nación y acabar con los ya existentes en estas zonas la estrategia seguida es el de dividir y confrontar las poblaciones, para ello nada mejor que exacerbar la diferencias existentes en los pueblos o en las derivadas de las creencias religiosas.
En las primeras décadas del siglo pasado los servicios de inteligencia británicos, MI 5 Y MI 6,  actuaron en los países de Próximo Oriento alentando e implantando grupos y corrientes de islamismo radicalizado. Así por ejemplo ayudaron en la creación en Egipto de los Hermanos Musulmanes y en la posterior difusión de este y de grupos parecidos. De este modo se desestabilizaba la zona y se enfrentaba a la población musulmana.

                                                                    


En la   actualidad es cuando se ha puesto en funcionamiento de una manera más abierta esta estrategia sionista de enfrentamiento para crear finalmente un Nuevo Orden Mundial, judío por supuesto.
En los últimos años hemos asistidos a los derrocamientos y asesinatos de todos aquellos líderes de las naciones con regímenes aconfesionales, que “casualmente” tenían unas economías  no controladas por los Rothchild al carecer de Bancos Centrales sometidos a la banca judía internacional. También fueron derrocados y/o asesinados todos aquellos que intentaron salirse de la dictadura monetaria del dólar.
Siria y Bashar Al-Asad es objetivo de ese derrocamiento al mantener un régimen aconfesional y sin Banco Central, además de carecer de deuda nacional con el sistema vampírico judío internacional. Pero refiriéndonos a lo que tratamos en este artículo hay que señalar que el régimen sirio permitía y favorecía una convivencia pacífica entre cristianos y musulmanes y entre  chiitas y sunnitas. Esta era una realidad que la mafia jázara no podía permitir. En el tema de Siria por supuesto entran en juego otras razones como la del oleoducto procedente de Irán que para llegar al Mediterraneo habría de pasar obligatoriamente por Siria, cosa que no conviene ni a Israel ni a su marioneta Estados Unidos puesto que si entrase en funcionamiento ese oleoducto Irán adquiriría una grandísima potencia económica, se rompería el valor del bloqueo y aumentaría el “peligro” para Israel y por tanto para los EEUU. Pero el caso de Siria parece distinto a los otros señalados, puesto que los ataques militares, terroristas y diplomáticos que viene recibiendo el país desde hace más de cinco años parecen no obtener resultado positivo alguno.

Los casos de Irak y Libia son prácticamente similares en lo que hace al intento de salirse del patrón dólar y entrar en una moneda sometida exclusivamente al patrón oro, también son similares al tener regímenes que mantenían una perfecta convivencia entra las distintas corrientes religiosas y a la independencia respecto a los poderes financieros sionistas.
Por desgracia el fin de los líderes de Irak y de Siria: Sadam Hussein y Moamar Gadafi fue el mismo, fueron derrocados y posteriormente asesinados.

En estos últimos años, provocando la guerra en Siria y tratando de crear una división en todo Oriente Medio, el eje anglo-saudí, Israel, Estados Unidos y sus palmeros de la OTAN, han puesto en marcha toda una serie de grupos yihadistas takfiríes.

                                                                     

Se supone que estos grupos buscarían, al menos en principio, acabar con el régimen “dictatorial” de Bashar Al Assas. Pero ni de lejos se trata de ello.

El autodenominado Estado Islámico (ISIS,ISIL o Daesh en árabe) es un grupo terrorista takfirí que promueve una visión absolutamente radical y textual de las enseñanzas coránicas, fundamenta parte de su formación religiosa en las enseñanzas wahabíes que se  enseñan en las madrasas costeadas por Arabia Saudí, recuérdese que Arabia Saudí es aliada prioritaria de Gran Bretaña y de Estados Unidos, y que ambas están sometidas económica y políticamente a Israel.
Daesh es mayoritariamente sunnita , y se enfrenta tanto a chiitas como a cristianos.
ISIS es una creación, esto ha sido reconocido  tanto por Hillary Clinton como por los cables presentados por Snouden, de los servicios de Inteligencia de EEUU, de Arabia Saudí y del Mossad Israelí. Recibiendo una cobertura económica procedente de Arabia Saudí y de las monarquías árabes, en especial de Qatar y Kuwait.

                                                               


Además de la lucha contra el régimen de Bashar Al Assad y la lucha contra Hezbollá, uno de los mayores enemigos con los que se enfrental el Estado terrorista de Israel, Daesh está consiguiendo  enfrentar cruelmente a musulmanes y a cristianos. Además están logrando que se reproduzca el funcionamiento acción-reacción para crear un odio insalvable entre ambos.
Los takfiríes formados en las madrasas  creadas por Arabia Saudi y compuestos por radicales, salvajes criminales y mercenarios asesinan, torturan y atentan contra occidentales de modo que la reacción, lógica por otro lado, es desarrollar un odio hacia todo lo musulmán o realizar acciones militares de represalia contra países musulmanes o árabes. Ataques que a su vez incrementan el odio antioccidental y anticristiano.
Estos mismos takfiríes mueven al enfrentamiento entre sunníes y chiitas pues ven a estos últimos como enemigos del Islam. De este modo movilizan el odio entre los países árabes e Irán.
El grupo que desde mi punto de vista ha tomado plena conciencia de la estrategia que está utilizando el sionismo y a la que nos hemos venido refiriendo es el grupo de resistencia libanés Hezbollá, el cual combate  tanto a los takfiríes  del ISIS como a las tropas israelíes, un grupo que cuenta entre sus filas tanto a una mayoría de chiitas como a unidades formadas por cristianos.  El líder de este grupo, Nasralá, ha recibido el agradecimiento público de la jeraquía de cristianos del norte de Irak por defenderlos de Daesh.

                                                             



No hay que olvidar que mientras que el Corán considera que Jesús fue el último gran Profeta antes de Mahoma y reverencia a la Santísima Virgen Maria, para el Talmud Jesucristo fue un mago bastardo hijo de una ramera que arde eternamente entre excrementos.

No sé exactamente como se puede poner freno a la estrategia que el sionismo internacional está desarrollando con tanto éxito, pienso que el primer paso es ser consciente de que  estamos siendo manipulados, el segundo evitar entrar en esta  diabólica rueda en la que la crítica y el odio hacia todo lo musulmán o árabe sólo le da armas al   verdadero enemigo, y en tercer lugar debemos informar de esto a nuestros amigos y contactos.


Y nunca olvidemos que los islamistas radicales son UN problema, pero los sionistas son EL problema.

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