miércoles, 1 de junio de 2016

La culpa de los muertos en el Mediterráneo no está en el sur de Europa.



                                                                           

Es hora de poner fin a esa idea que culpabiliza a la sociedad europea en general, y a los países mediterráneos muy en particular, de las muertes que día sí y día también se vienen produciendo en el Mediterráneo entre los millares de personas que procedentes de Medio Oriente y de África cruzan el mare nostrum camino de nuestro continente.

                                                         

No podemos permitir que se culpabilice a  quienes no somos otra cosa que víctimas, junto a los que mueren ahogados por supuesto, de las políticas del gobierno alemán del CDU   que preside la canciller alemana Ángela Merkel.

                                                         

Y es que el masivo y descontrolado flujo migratorio con destino a Europa que ha convertido en un cementerio el Mediterráneo  se desencadenó fundamentalmente por el “efecto llamada” que ha provocado la política de puertas abiertas que puso en marcha el gobierno alemán.

En un primer momento desde Alemania se lanzó a los cuatro vientos el mensaje de que todos aquellos “refugiados sirios”, y pongo las comillas puesto que  no son refugiados sino inmigrantes económicos y en su gran mayoría no proceden de Siria, serían acogidos en Alemania donde encontrarían trabajo y disfrutarían de una protección social que ni siquiera podían soñar en sus lugares de origen.

                                                     
     


Pero detrás de tan “caritativa y encomiable” posición del gobierno alemán se escondía una razón no tan loable.

La economía alemana, la antaño locomotora de la economía europea, estaba perdiendo fuelle a marchas forzadas dado que su competitividad padecía un indiscutible retroceso que causaba el frenazo e incluso retroceso de su economía.
La competitividad alemana disminuía tanto debido a que los productos procedentes de las economías emergentes, especialmente los originarios de los B.R.I.C.S. (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), tienen un precio muy inferior manteniendo una calidad sino similar al menos aceptable.

                                                        

 A estos países emergentes les resulta posible ofertar productos a un precio tan competitivo  dado que los sueldos que las empresas pagan a sus trabajadores son bajísimos, de igual modo las empresas no ofrecían condiciones de protección social y sanitaria alguna.

Ante este estado de cosas la IHK (Cámara de Comercio Alemana), los empresarios y  el ministerio  de Comercio e Industria de Alemania presionaron al gobierno de la señora Merkel para que fomentase la llegada de mano de obra barata, muy barata, que pudiesen contratar y hacer más competitiva la economía germana. Pero las cosas han cambiado mucho cuando la teoría chocó con la realidad.

Es así que el gobierno alemán realizó esa “llamada” a los inmigrantes susceptibles de aceptar ser contratados aceptando sueldos  muy bajos comparados con los que aceptarían los trabajadores alemanes u  otros trabajadores comunitarios.
Pero los halagos y aplausos que la política que la señora Merkel en un primer momento recibió han terminado por tornarse en crítica y malestar generalizado, y es que las cosas no acontecieron tal y como se esperaba.
La afluencia de “refugiados” a Europa buscando alcanzar el paraíso alemán desbordó considerablemente el número esperado.  
La oleada de “refugiados” que llegó fue de tal magnitud, un millón de “refugiados” en el último año, que produjo serios problemas de orden público y pone en peligro la economía alemana dado que el salario mínimo legal y la protección social. Se estaba provocando un gasto mayor que el ahorro que se pretendía conseguir.
Es así que las circunstancias señaladas han obligado a Ángela Merkel a cambiar de modo total su posición respecto a la entrada de “refugiados” en Alemania.
Los tiempos del refugees Welcome parecen haber desaparecido, y la realidad de los hechos ha dado paso al Refugees not Welcome.

                                                     



La posición de  la canciller ha dado tal giro que no son pocos los que se han sentido  defraudados con este viraje, destacan las críticas que incluso su número dos en el gobierno Sigmur Gabriel le acusa públicamente de haber dado un giro de 180 grados.

Pero la variación de medidas tomadas en Alemania no afecta sólo a la acogida de nuevos “refugiados” sino que afecta también al tema del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). El salario base aumentó en Alemania hasta los 8,50 euros por hora, aumento aprobado en Junio del 2014 por el Bundestag, parlamento alemán, entrando en vigor el uno de Enero del 2015.
Debido al posible incremento del desempleo a causa del gran aumento de población de refugiados, población que no sería contratada por empresarios debido al salario mínimo que habrían de pagarles, el partido de la  canciller Ángela Merkel (CDU)  ha propuesto excluir temporalmente a los refugiados del salario mínimo, con lo que la competitividad, y la explotación, estarían aseguradas.
Esta propuesta del CDU estaría incluida en un plan para la integración de los solicitantes de asilo, plan que incluiría la ampliación del periodo de escolarización obligatoria, recortar ayudas si se rechazan cursos e incluiría que no sería obligatorio pagarles el salario mínimo  durante los primeros seis meses de contrato.
Todo esto se pone en marcha dado que eso que se decía, según lo cual Alemania precisaba de varios cientos de miles de inmigrantes para poder hacer frente al pago de las pensiones, se ha comprobado absolutamente falso, ya que los pagos por desempleo y el coste de las ayudas sociales y de integración causarían  un serio problema a la economía nacional.
Si a todo esto le añadimos el peligro que resulta del aumento de los delitos, especialmente contra la libertad sexual y violaciones, producidos por estos “refugiados”, nos encontramos con que el plan alemán ha sido un error total, un error del que la población alemana se ha apercibido.

Pero a pesar de todo lo que hemos explicado finalmente, los que aparecen como crueles e inhumanos son los países y poblaciones de los países rivereños del Mediterráneo (especialmente Grecia) y aquellos que se niegan a que sus naciones pierdan su identidad al ser invadidos por  cientos de miles  de personas de otras culturas y religión (Hungría).

Nuevamente la Europa de los mercaderes, la Unión Europea de la troyka, convierte a la verdadera Europa en  víctima de los intereses económicos y de las estrategias sionistas que como el Plan Kalergi buscan la disolución de la identidad europea en una mezcla de   razas, culturas y religiones.

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