martes, 29 de octubre de 2013

No hay excusas, es una TRAICIÓN


                                                                                 

Por mucho que se nos trate de convencer de que existen razones que justificarían las vergonzosas e indignas medidas que en las últimas semanas ha tomado el gobierno, ninguna de las razones que se puedan argumentar puede  excusar al ejecutivo de Rajoy, el cual ha cometido traición a toda la sangre que ha sido derramada  a manos de los terroristas de ETA, a los familiares de los asesinados, amén de la traición a la misma Unidad Nacional.

La explicación más esgrimida por los defensores del gobierno popular y de la actuación que este ha llevado a cabo, y que en un principio puede  parecer incluso verosímil, se basa por un lado en el hecho de que cuando Rajoy  llego al gobierno se encontró con que  estaba en marcha un proceso de paz-rendición iniciado por Zapatero que había llevado a que la banda terrorista ETA dejase de asesinar y cometer atentados, y por otro con que si el gobierno  dejaba de cumplir las condiciones que se habían estipulado como pasos de la hoja de ruta del “proceso de paz” lo más seguro es que los terroristas reanudasen su carrera de muerte.

                                                                       

Ante esta tesitura el gobierno  habría optado por el mal menor que sería, siempre según ellos, continuar con  las cesiones y medidas que el llamado proceso de paz  exigía para de esta manera evitar nuevos asesinatos.

Pero la cuestión no es tan sencilla como en un primer momento pudiera parecer, ya que un Estado no puede plegarse al chantaje de un grupo que amenaza con asesinar si no se les conceden determinadas cuestiones.

Cuando se cede a un chantaje se inicia un camino que se sabe como comienza pero nuca como termina, y esto es así ya que con la cesión se está  trasladando a los chantajistas el mensaje de que por el camino de la extorsión  podrán conseguir nuevos objetivos, Y en este caso no se puede pasar por alto que se está cediendo ante un grupo terrorista secesionista. y debido a su propia esencia jamás dejará de lado sus aspiraciones independentistas, de modo que las excarcelaciones y el permitir su presencia en las instituciones parlamentarias no son fines en si mismos sino pasos para lograr la secesión de las Vascongadas. 

                                                                        

Por otro lado no es cierto que nada obligue al nuevo ejecutivo  a continuar la hoja de ruta del “plan de paz” que estableció el gobierno Zapatero. Todo se reduce a tener un claro orden de prioridades que dirija los actos del gobierno.
Si las prioridades que dirigen los actos son el rédito electoral y la paz entendida como  ausencia de atentados y muertes entonces la actitud de Rajoy es comprensible.
Pero si los principios rectores de los gobernantes fuesen  la salvaguarda de la  Unidad Nacional, la Paz entendida como  la supremacía de la Justicia y el reinado de la legalidad sobre la voluntad de los delincuentes entonces las medidas tomadas por el gobierno  no se entenderían.

En cualquiera de ambos casos sólo hay una palabra que defina la su conducta:   TRAICIÓN.

Muchos objetarán que no ha habido cesión alguna y que por tanto no se ha continuado con la hoja de ruta del “plan de paz” que el infame Zapatero puso en marcha, lo que ocurre es que los hechos son inapelables y están ahí para demostrar la realidad de las cosas.

-Bildu está presente en el Congreso de los Diputados y  no se ha instado a su ilegalización  aún contando el gobierno con información suficiente procedente de las Fuerzas de Seguridad y  con  una resolución del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que instó a la ilegalización de Herri Batasuna, de la que Bildu es continuadora.

                                                                   

-El terrorista Bolinaga  recibió del gobierno el tercer grado, sin la cual no podría haber sido excarcelado.

-Que la fiscalía del Estado  no recurrió.

                                                              

-La actitud ante el fallo, que no sentencia, del Tribunal de derechos humanos de Estrasburgo se puede  calificar como mínimo de tibio, ya que ni fue recurrido ni se hizo nada por intentar no aplicarlo o como mínimo  demorar todo lo posible su aplicación, contrariamente no se realizó comentario negativo contra el falló, no se amenazó con retirarse del Consejo de Europa y por el contrario  el Tribunal supremo se reunió de modo inmediato y a las 24 horas puso en libertad a una terrorista responsable de 24 asesinatos.

                                                                         


No hay excusas, el gobierno es culpable de colaboración con el proceso de rendición ante ETA y de poner en peligro la Unidad Nacional.

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