domingo, 26 de mayo de 2013

Preparando a la gente para la guerra.





                                                                     



Hace dos días Londres fue  escenario de un supuesto  asesinato  en el que habría muerto apuñalado y degollado un  soldado del ejercito británico. Este asesinato, repito que supuesto, habría  sido  llevado a cabo por un integrista musulmán como protesta, “ojo por ojo” señaló el asesino ante las cámaras de televisión, por la intervención  militar  británica en Afganistán e Irak.

                                                             


Pero sobre la veracidad del tan  publicitado atentado  integrista  penden no pocos interrogantes, y es que  toda una serie de cuestiones  hacen dudar de la  realidad del incidente. Vamos a señalar cuales son estas:

Tras el crimen, el supuesto asesino  es filmado y después el asesino habla ante una cámara allí presente, y es precisamente de esta filmación  de donde surgen la mayor parte de  las inconsistencias que ponen en entredicho la realidad  del atentado integrista.

El asesino, armado aún con un cuchillo y un hacha de carnicero   increpa de modo exaltado al que le filma y señala que la razón del crimen es  la intervención británica  y pide que el pueblo  británico se deshaga de sus gobernantes. Llama la atención que el cámara  se mantenga a tan corta distancia de alguien  que acaba de asesinar y que continúa con las armas con las que ha cometido el crimen. También resulta poco creíble que el que filma no muestre la menor tensión puesto que la imagen  no tiembla lo más mínimo.

                                                            

La filmación nos presenta al supuesto asesino con las manos   ensangrentadas al igual que lo están las dos armas blancas que porta, pero curiosamente el cuerpo y las mangas del chaquetón que lleva están impolutas, careciendo de la más mínima mancha de sangre, cosa  imposible dada la cantidad de sangre que  el apuñalamiento y más aún el degüello habría producido.

En la filmación a la que nos referimos podemos ver otras cosas que tampoco cuadran, como la actitud pasiva y para nada  nerviosa de los que son testigos del asesinato, tampoco  resulta  creíble que la señora que pasa con el carro de la  compra no muestre  un mínimo de temor y ni siquiera se aparte   al tener delante a un exaltado con  las manos manchadas de sangre que  esgrime  dos armas blancas también ensangrentadas.

                                                                   


La postura de heroísmo cuasi suicida que  lleva a cabo una chica  al increpar y enfrentarse a corta distancia con un asesino armado es más propia de una película  de Van Dan que  de la realidad, y más aún lo es que el asesino armado se mantenga impertérrito escuchando la  recriminación  sin  amenazar con las armas a quién le está  afeando su conducta.

                                                               


Otras cuestiones a tener en consideración son la distancia, menos de 200 metros, a la que se encontraba una comisaría de policía y los 20 minutos que tardaron los agentes en acudir al lugar donde se había  desarrollado el incidente.

Todo esto suena a  montaje gubernamental, un montaje que desde luego busca algún  tipo de objetivo. Pero ¿Cuál podría ser este?

No olvidemos que  Gran Bretaña es una de las principales potencias que participan en la coalición militar que   ocupa y lucha en Afganistán e Irak, y que la población de este país es cada  vez más reticente a  la participación de sus soldados en guerras  lejos de sus fronteras.
Incidentes musulmanes radicales como este servirían para que la población sintiese el peligro del fundamentalismo islámico y favoreciese o al menos apoyase futuras intervenciones militares en el extranjero, como sería el caso de las inminentes intervenciones en Siria y quién sabe si en Irán  también. Podríamos estar entonces ante el comienzo de una tercera guerra mundial.
Ayer  se repitió  un incidente similar pero ahora en París, donde un soldado francés fue apuñalado, Francia es otra de las  potencias fundamentales de la coalición internacional que precisa movilizar a su población  a favor de  la  intervención, y más si esta se vende como  defensa.

                                                             


Otro aspecto que llama la atención, al igual que ocurrió con los atentados de Boston,  es  lo poco cuidados y elaborados que están.  Desgraciadamente tan solo se puede  colegir de ello  que los que dominan el mundo se sienten tan seguros en su poderío y confían tanto en la estupidez de la población que no precisan siquiera de esconder sus manipulaciones.


El Club de Bilderberg  se reúne este mismo fin de semana en la ciudad de Londres, y como todos sabemos  en estas reuniones se marcan cuales serán los acontecimientos  fundamentales para  el mundo en los próximos años, y esta cada vez más enconada  animadversión hacia  los países musulmanes podría ser un paso más  hacia una intervención en Siria e Irán. 

                                                                    



La duda sobre lo que hasta aquí se ha expuesto  se refiere a si  realmente el soldado ha  muerto o no. La repuesta es que lo más probable es que así haya sido, dado que el soldado  falleció al ser atropellado al salir de un cuartel.  Esta realidad para nada pone en cuestión lo antes señalado y que  todo lo  posterior sea un burdo montaje. Conociendo  hasta que punto los Estados se someten a los intereses del Nuevo Orden que se trata de imponer a nivel mundial todo es posible, me refiero incluso a la causa del atropello.
Cuando el sujeto fue atropellado y posteriormente apuñalado y degollado no vestía de uniforme, tan sólo llevaba una camiseta que hacía referencia a los veteranos de Afganistán, demasiada coincidencia que se tratase de un atropello y posterior acuchillamiento fortuitos.


Otra cuestión que ha de quedar muy clara es que la invasión musulmana  que  la inmigración musulmana  lleva aparejada en Occidente, especialmente en Gran Bretaña y Francia, resulta un peligro que puede dar lugar a  acontecimientos como el que  estamos analizando, pero sin necesidad de ser teatralizados.

                                                                     

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