domingo, 7 de abril de 2013

La imputación.


                                                                       

                                                                           



La decisión que  el Magistrado Juez del  Juzgado de  Instrucción número 3 de Palma, Sr. D.  José Castro  ha tomado de imputar a la Infanta  Dña. Cristina de Borbón, citándola para que acuda a declarar al señalado juzgado en calidad de imputada el  27 de Abril a las 10 horas ha levantado un gran revuelo mediático, amén de todo ello ha suscitado el interés de la población.
No han sido pocas las “explicaciones”, más bien teorías, que  pretenden explicar la razón de la antes citada decisión.

Lo que en esta entrada se  aporta es ciertamente una  teoría más, una opinión  o análisis personal que considero el que más se acerca a lo que se encuentra detrás de la decisión judicial  que tanta expectación ha levantado.

Todo esto orbita en torno a la figura del marido de la Infanta  Dña. Cristina de Borbón, D. Iñaki Urdangarín, y se concreta en el  caso del Instituto Nóos que aparece como continuación del denominado cso  “Palma Arena”.

Nadie pone en cuestión que lo que ha sido decisivo y ha resultado  fundamental para  que se halla tomado la decisión de  imputar a la infanta sean los  correos  que  el socio del marido  de la infanta ha ido  presentando  al juez, y de los que la prensa puntualmente se ha hecho eco.

Pero para entender todo esto es preciso  señalar que   el socio de Iñaki Urdangarín    Diego Torres  se ha encontrado con que su mujer,  Ana María  Tejeiro, ha sido imputada desde un primer momento mientras que la esposa de Urdangarín, la infanta Cristina se iba de rositas.
 o lo era.
El juez encargado del caso consideró a  la esposa de Diego Torres como  socia colaboradora en las estafas de la sociedad “sin ánimo de lucro”, mientras que no consideraba a la Infanta del mismo modo pese a que  su  persona y el formar parte de la familia real sirvió para  conseguir  numerosos acuerdos.

El socio, Diego Torres, se vio lógicamente afrentado por el distinto trato que recibía su esposa. Y dolido por la situación procesal en la que se encontraba esta pasó a la acción para de  este modo  lograr que la  esposa de su socio, la  infanta Cristina fuese igualmente imputada.
 Es en este momento en el cual  comienza  a hacer público a través de su abogado defensor D. Manuel González Peeters una serie de correos electrónicos  entre ambos socios, correos que ponen de manifiesto la posible  implicación, en mayor o menor grado, de la infanta e incluso  del mismo monarca. 

Lo que los correos ponían de manifieto era la  gran confianza y camaradería que entre ambos socios existía, y esto es importante para lo que más adelante se va a señalar.
Por todo el público es conocida la chabacanería que  Urdangarín mostraba en los correos que dirigía a su socio  Diego Torres: mandaba fotos de mujeres desnudas, contaba chistes soeces y muy conocido es su  “el duque en Palma…. Do.

A pesar de todo los  correos que presentó el socio de Urdangarín y su abogado, el juez  Castro consideró   que no había  razón alguna para imputar a la Infanta, pero algo debe haber cambiado cuando el juez  ha tomado una posición contraria a todo lo que durante meses  había mantenido, una cuestión importante debe haber  surgido o unas presiones han actuado cuando  este juez toma una medida tan controvertida, sin contar con la fiscalía y  dando en su escrito unas bases judiciales fácilmente rebatibles cuando la fiscalía recurriese la imputación.
 alía  judicialmente.
Desde mi punto de vista, la decisión tomada por el juez Castro  ha tenido por finalidad  poner freno al goteo de correos y mensajes que  el socio de Urdangarín y su defensa iban haciendo públicos. Sobre todo  ante la posibilidad de que  en ellos se presentasen  comentarios referidos a posibles infidelidades del Duque de Palma.

El conocimiento de tales infidelidades podría  llevar, tanto por presión institucional como por despecho de la tan enamorada  Infanta, a la separación o al divorcio de la pareja.
La posible  separación no tendría mayor importancia si no fuese por que varios factores  darían lugar a consecuencias nada deseadas para la continuidad del “chiringuito” que desde el 78 conforma el actual régimen juancarlista.

Si el divorcio o separación  tuviese lugar muy seguramente   vendría seguido de un “cisma”  dentro de la Familia Real.

La Infanta  y Urdangarín formarían una especie de bando  junto con  la reina Sofía, mientras que el otro se constituiría  con los Príncipes de Asturias y el rey Juan Carlos.
Esta suposición no lo es tanto puesto que algunas actitudes de los señalados vendrían a corroborar lo que se ha apuntado.

Una vez que el escándalo Nóos ya había saltado al conocimiento de la  opinión pública, y cuando  Ikañi Urdangarín aparecía ante los ojos de esta como  un estafador que se servía de su  relación familiar con la corona para hacerse con contratas y de este modo con inmensa cantidades de dinero En ese momento  el monarca   había recomendado al duque de Palma que la Infanta y él dejasen las actividades que realizaban y pusiesen tierra de por medio, recordar que  trasladaron su  residencia a los Estados Unidos, la reina Dña. Sofía  fue a visitarlos  y no dudó en salir fotografiada con ellos en las revistas nacionales e internacionales. Todo esto lo hizo muy a pesar del malestar que levantó tal acción en el rey Juan Carlos y en el Príncipe Felipe, el cual veía que testo no hacía otra cosa que poner en peligro su futura ascensión a la sucesión en el trono.

Y aquí estaría la escisión: Rey, Príncipe, Princesa  por un lado, mientras que por otro estarían la Reina, las dos infantas y Urdangarín como marido de  una de ellas.

No hemos de pasar por alto que la reina Sofía  se encontraría en ese momento  frente a la disyuntiva de optar entre su hija la infanta, y su marido, o bien inclinarse por lo mejor para la continuidad de la monarquía, lo cual llevaría aparejado  dejar de lado a su hija para seguir  al monarca, un marido que  en no pocas ocasiones ha protagonizado  escándalos que la han hecho aparecer como  víctima de infidelidades ( Sanbasilio, B.Rey, etc.)   y más recientemente el no aclarado caso de la “Princesa” Corina.

Es así que resulta sumamente  compresible  la imputación de la Infanta para frenar la aparición de nuevos correos, ya que  Diego Torres vería que tanto su mujer como la Infanta son tratadas de igual manera.

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