miércoles, 25 de abril de 2012

Ideología y autoengaño.




Nuevamente el PP vuelve por sus fueros. Al igual que el más conocido de los traidores de la historia, ese que fue capaz de entregar a Dios mismo por cuarenta  monedas, ahora el Partido Popular emulando a Judas ha vendido la defensa de la unidad de España  por la posibilidad de conseguir un puñado de votos.


                                              


                                                   
                                                   
Aunque a nadie que haya seguido  mínimamente la actuación de   este partido les puedan  haber causado extrañeza las últimas actuaciones en Cataluña   dado que la deriva de su comportamiento  ha ido  en esa dirección desde hace algún tiempo.
Me estoy refiriendo concretamente al acercamiento a las tesis de C i U, al apoyo a los presupuestos que el gobierno  catalán, de C i U , al apoyo  que todo esto supone al Estatuto Catalán, claramente secesionista y a la denominada inversión lingüística que tanto criticaban.


                                                            
El que grupos nacionalistas o abiertamente secesionistas mantengan  posiciones  que van en contra de la unidad nacional es incluso comprensible, ya que defienden desde su concepción  aldeana y de corta visión la idea del terruño frente a la historia y a una empresa común.
Ahora bien, que un partido que se presenta en todas las circunscripciones electorales nacionales, que se define a si mismo como partido con vocación nacional y que hace bandera  de la cuestión nacional resulta  poco menos que chocante.
Pero por lo que se ve esto de Cataluña no es algo extraño  ya que  en Vascongadas apoya al PSOE para que gobierne, manteniendo el apoyo a Patxi Lopez 


                                                     
 aún cuando son muchas las declaraciones y tomas de posturas de este que resultan absolutamente intolerables e incompatibles con la lucha antiterrorista.

Pero al igual que en Vascongadas, en Cataluña el Partido Popular ha prescindido sus supuestos principios nacionales con tal de lograr hacerse con un puñado de votos que le pudiesen servir para conservar el poder del que ahora disfrutan  a nivel nacional y hacerse  con él  en las Comunidades Autónomas donde aún no gobierna como es el caso de Cataluña.

Lo que realmente resulta extraño y llama la atención  es que  en este régimen, supuestamente democrático, que no es otra cosa que una tiranía partitocrática bipartidista, el pueblo  continúe  participando  en este circo creyendo  en las tan manidas como falsas ideas que señalan a la derecha como centrada en valores religiosos y nacionales y  a la izquierda como defensora del bienestar social de los trabajadores.
Y digo que resulta extraño puesto que  la tozudez de los hechos nos demuestran que tal distinción no existe ya que ambos, izquierda y derecha, son patas de una misma mesa,similares en todo salvo en lo mínimo necesario para guardar esa ficción  que sirve a los incautos para creerse libres de poder elegir  entre dos opciones distintas, cuando como hemos dicho tales diferencias son inexistentes.

                                                   

Pero repito, los hechos son tozudos  y tan sólo puede ser engañado quién quiera ser engañado,  aquel que  carezca de visión crítica o esté sometido al pensamiento único.
Tristemente la realidad parece ser algo superfluo cuando entra en juego el dogmatismo ideológico.

Lo mismo parece ocurrir con  dos tipos de reflexión, por llamarlos de alguna forma, aunque deberíamos denominarlos pensamientos mágicos, en contraposición al pensamiento racional. Me estoy refiriendo al que deriva del dogmatismo ideológico y al que desarrollan los fanáticos seguidores de un equipo de futbol.
Y digo que ocurre igual ya que  en ambos no se moldea el pensamiento u opción en función  de la realidad que los hechos manifiestan sino que por el contrario interpretan la realidad y filtran esta en función de un planteamiento previo. Como si de un burro se tratara ven el mundo con anteojeras.


                                                                                                 

                                                       
Esta interpretación de los hechos llega al punto de ignorar o voltear la realidad si  no encaja en los parámetros de la concepción ideológica o en el pensamiento del hooligan.


                                                 


                                                         

                                               

Ahora bien, si observamos con detenimiento ambas formas de “pensar” e interpretar la realidad de las cosas las dos son muy similares. En ambos casos es la ideología o el seguimiento fanático el que da forma a la realidad e incluso la ignora  buscando que esta se acomode a sus prefijados conceptos.
Lejos de la ideología está  aceptar la realidad como algo en lo que basar nuestro pensamiento y de la que servirse para ir creándolo  o variarlo si es preciso.

Todo esto que hemos señalado respecto al pensamiento ideologizado o fanático pretende que los planteamientos izquierda-derecha se mueven muy mucho por ese tipo de pensamiento, más bien habría que decir antipensamiento. Los “de derechas”, como los “de izquierdas” no adecuan  su  pensamiento y opción  de partido a la realidad de cómo desarrollan o han desarrollado  el gobierno, simplemente buscan que esa realidad case con sus planteamientos.
En el caso del PP en Cataluña ocurre lo mismo, los seguidores de la derecha no se pararán a considerar la congruencia de actuación y programa, lo fundamental es que desde ese planteamiento antitético del bipartidismo  el PP se imponga al PSOE. Pero lo mismo, absolutamente lo mismo, ocurre a la inversa, los seguidores del Partido Socialista  buscan  todo tipo de artificios para  no ver responsabilidad alguna en la situación  de desempleo que se ha desarrollado  durante su mandato.


                                                           

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