jueves, 8 de marzo de 2012

Un monarca campechano, una monarquía próxima.

Tenemos una monarquía sin corte, con un monarca campechano y que es la más barata de Europa, con  un rey que es nuestro mejor embajador en el mundo.
Cuantas veces no habremos escuchado  estas adjetivaciones, ya se sabe que una mentira repetida mil veces termina por convertirse en una verdad, para  aquellas mentes sin capacidad crítica y analítica claro está, me refiero a la verdad subjetiva no a la realidad o  Verdad con mayúsculas.

                                                             

Con tal de defender lo indefendible nos encoframos con que se repite hasta el infinito una mentira tras otra. Y esto es lo que se hace para que Juan Carlos de Borbón se eternice  en el trono, mentir.

                                                                
Nos encontramos  desde  que se aprobó la Constitución de 1978, sometidos al régimen de la denominada Monarquía parlamentaria.
Art.1.3 “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria
La vigente Constitución consagra al Borbón como máxima institución del Estado, pero ocurre que  el texto de la Carta Magna es respecto al tema de la Monarquía, al igual en otros muchos, es una sucesión de contradicciones.

Comenzaremos señalando que la tan cacareada igualdad ante la ley no pasa de ser una falsedad cuando nos  fijamos en la Monarquía.
Mientras que el artículo14 señala que “todos los españoles son iguales ante la ley…” En el artículo 56.1 por el contrario señala que “el rey de España es inviolable y no está sujeto a responsabilidad, sus actos serán siempre   refrendados en la forma establecida en el artículo 65.2”.
En los artículos 411 y 412 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal indica que:”Los únicos que no están obligados a declarar como testigos en las causas Penales son el Rey, la Reina, sus respectivos consortes, el Príncipe Heredero y los Regentes del Reino.
También nos encontramos con que el Rey, a diferencia del resto de los españoles no debe  trabajar para ganar su sustento. El artículo  65.1 dice: “ El Rey percibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa y distribuye libremente la misma.

                                                                
Tal cantidad en la actualidad asciende a 8.4 millones de euros. Pero hay que tener en cuenta que  la seguridad corre a cargo del ministerio del interior, la vivienda  le resulta gratis, al igual que los gastos de manutención.

Aparte de lo injusto per se  de esta ausencia de la igualdad consagrada en el artículo 14, nos encontramos con que  en una situación de crisis   económica tan dura como por la que atravesamos en la que muchos españoles  están al  borde de la pobreza cuando no pasan directamente hambre , esto clama al cielo.

También se repite hasta la saciedad que la actual es una monarquía que carece de corte, pero no puede hacerse una afirmación más falsa, ciertamente no hay  gentes con librea que vayan realizando  inclinaciones al paso del monarca o  validos, protegidos o damas de compañía. Pero esto nos es óbice para que exista un ejército de cortesanos, esa raza de  babosos “juancarlistas” que a modo de   babosas se arrastran cantando loas de la campechanía del Rey, de la preparación del Príncipe, etec, a la par que  evitan  señalar cualquier crítica respecto a  faltas reales, posibles  malas artes como el haber recibido como “regalo” de unos industriales mallorquines nada menos que un yate cuando se pone el grito en el cielo cuando un político acepta como regalo unos  trajes.


                                                                
Nadie se ha querido preguntar nunca por como  el Borbón se ha hecho con la inmensa fortuna de la que disfruta, según la prestigiosa revista “Forbes”, sabiendo que cuando accedió al trono la pareja real carecía de capital alguno.
El silencio de periodistas y políticos de todo pelaje sobre este tema es un  claro ejemplo del baboseo cortesano.

Otro tema, y para nada secundario, es el que se refiere al nunca aclarado papel del Borbón en los hechos acontecidos el 23 de Febrero de 1981. No solamente se  le mantuvo al margen del juicio que se realizó en “el Goloso”, pese a las dudas existentes y las acusaciones contra el vertidas, si n o si no que se dio un paso más y se le presentó como el salvador de la democracia y como heroico  defensor de las libertades del pueblo.

                                                                

Durante  más de una década este tema ha sido, al igual que todo lo referente a la monarquía de Juan Carlos, un tabú absoluto sobre al que nadie podía referirse.
Ha sido  tan solo hace un año en que parece haberse levantado tal prohibición y el  tema se ha podido abordar abiertamente incluso  implicándole directamente en la intentona golpista, cosa que nunca ha sido negada ni contestada por la Casa Real.  Pero el fin ya estaba logrado  de un pueblo que o daba la espalda o directamente  se mostraba contrario al Borbón, se logró que la mayoría de los españoles  pasasen a ser abiertamente “juancarlistas”.

La figura del Rey Juan Carlos I ha sido siempre fundamental y básica para la  consecución y posterior pervivencia del actual sistema, de ahí el reverencial respeto que desde el principio hacia ella tuvo tanto la derecha como la izquierda:



1.- En un primer momento fue necesario ya que  todos sabían que tan sólo a través de su figura podría  llevarse a cabo la reforma política, y es que contaban con que los juramentos que había realizado , cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Movimiento y después el juramento de las Leyes Fundamentales del Reino, no eran impedimento alguno, él mismo lo señaló a Suárez,  para que el régimen del 18 de Julio pasase a un régimen democrático liberal, eso sí con una Monarquía que el asegurase el trono. Solamente  su figura, gracias a las ordenes que Franco había dado en su último mensaje, podría refrenar a un ejercito  totalmente  franquista y una sociedad ampliamente situada bajo lo que se dio en llamar un “franquismo sociológico”.


                                                                

2.-El desarrollo del nuevo régimen se fue encontrando con que una gran parte del pueblo español empezó  por desencantarse y pasó a oponerse a un régimen bajo el cual   el terrorismo  campaba a sus anchas, la unidad de España peligraba  por culpa del régimen autonómico y de la idea de las “nacionalidades”. Pero en la cuestión económica la situación no era mejor: para galopante y precios al alza.
En ese momento se hacía imprescindible  una actuación que acabase con el desencanto  y le hiciese cerrar filas en torno al  sistema.
Y es aquí donde nuevamente aparece la figura del rey.
Nada mejor que presentar un ataque inexistente contra las libertades del pueblo y la oportuna aparición de la figura regia que las salvase para  preservar el sistema y a la par aumentar la reputación perdida del Borbón.

3.- En la actualidad, el rey es útil para desde su inacción  dar  por un lado a los que están  encargado de velar por la unidad de la Patria, los militares, y por otro al resto de los españoles la sensación de que realmente no existe razón objetiva que merezca preocupación respecto a la unidad nacional cuando acudimos a la aprobación de estatutos claramente separatistas como el catalán o cuando vemos que los secesionistas vascos ocupan los escaños del Congreso o cuando la  bandera nacional no ondea en ayuntamientos y edificios públicos de Vascongadas y Cataluña.


                                                                
Por otro lado la actual apertura, hasta ahora inexistente, de la realidad de la monarquía reinante sirve para que la gente, cada vez con menos capacidad crítica, se sienta identificada con sus políticos, aunque esta última estrategia por lo que se ve no funciona demasiado bien. 


                                                                     

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