martes, 8 de noviembre de 2011

Debate: Rajoy y Rubalcaba se retratan.

Durante el debate que se desarrolló en televisión entre los candidatos del PSOE y del PP quedó muy claro que si algo estuvo ausente y no se trató ni de lejos fue la realidad de España.


                                                                            
Tanto para uno como para el otro lo fundamental fue la economía, dejándose de lado de modo absoluto  todo lo referente al problema fundamental de España ahora que es el peligro de desintegración que sobre ella se cierne.
Lo económico fue la base del discurso de ambos contendientes, las únicas referencias, pocas, fueron puestas sobre la mesa por el candidato socialista al señalar temas como el aborto, la eutanasia o el matrimonio entre homosexuales. Aunque el candidato del PSOE formulaba preguntas directas al dirigente conservador para que se definiera sobre tales temas esté se negaba a defender la vida o  a afirmar lo que se supone son sus convicciones.
Durante este debate los españoles pudimos asistir con toda claridad a como  los intereses, tanto de la derecha como de la izquierda, son los mismos. Es más, pusieron de manifiesto que cualquier supuesta diferenciación ideológica es inexistente.
Uno hablaba de la economía para blandir los millones de parados y golpear al otro, pero sin ofrecer soluciones distintas a la rebaja de la protección laboral, hablando de "flexibilizar" el mercado laboral, mientras que el otro se abrazaba a la tan manida como dañina lucha de clases hablando de ricos y pobres, de trabajadores y empresarios, etc.
Es cierto que  desde la derecha se criticó  algo referente a las autonomías, pero sólo en aquello que significaba gasto abusivo.  


Pero si algo nos dió información fueron sus sus silencios coincidentes al no  referir ciertos temas:
Por ejemplo las autonomías, que tanto daño han hecho a España,  no fueron puestas en cuestión por ninguno de los contendientes. Es más, cuando el candidato socialista criticó  la existencia de las diputaciones como  duplicación de las funciones administrativas se defendió o ataco  su razón de ser, pero ninguno planteo que tal duplicación  la creo el novedoso sistema autonómico.
Cuando se habló del supuesto final del terrorismo ambos vinieron a aceptar tal cosa, unos señalándolo directamente y el otro aceptándolo tácitamente con su silencio, pero ninguno planteo duda alguna sobre el comunicado de los terroristas etarras.
Otro tema en el que vinieron a converger por  el silencio  y aquiescencia del conservador es el ya referido a los temas del aborto y eutanasia.
Pero si algún tema  resultó obviado de un modo absoluto por ambos fue el que se refiere al peligro de la unidad nacional y al  grave peligro de secesión por el  que Vascongadas pasa.
En definitiva lo de siempre, una derecha capitalista que se centra en el rendimiento económico obviando la unidad nacional y los valores espirituales, que su discursolo lo pretende vestir de patriotismo, que no deja de ser mero patrioterismo al  dejar de lado lo nacional cuando  a la Patria ha de defender. Una derecha que se niega a defender principios pensando tan solo en el rédito electoral.
Y la izquierda, como siempre, hablando de defender a los  trabajadores pero sin formular nada que  realmente se  oponga al sistema capitalista, una izquierda anquilosada en una lucha de clases que no ha servido  para otra cosa que para traer enfrentamiento y pobreza. Por supuesto los principios de esa izquierda contrarios a cualquier visión  dual del ser humano (cuerpo y alma) del ser humano al defender ir contra la dignidad del no nacido o al favorecer por vía de la legislación los "matrimonios"entre personas del mismo  sexo.
En definitiva  una izquierda capitalista y  una derecha  sin concepción nacional.
                                                   Y las dos al servicio de un mismo sistema.


                                                                                 

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